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miércoles, 2 de octubre de 2013

Jordi Anckermann, el gran observador 'amateur'


Jordi Anckermann durante las observaciones del eclipse de 1905 | SHNB














Jordi Anckermann
1880-195?

Jordi Anckermann fue uno de esos aficionados que suplen la falta de formación con inagotables horas de práctica. Su pasión estaba más allá de las nubes. Pasó años apuntando al cielo con un telescopio hasta acabar organizando las expediciones científicas del eclipse de 1905 en Mallorca. La posterioridad le reservó también un lugar como responsable del primer servicio meterológico del archipiélago.

Nació en enero de 1880 en Palma, hijo del reconocido pintor Ricard Anckermann. De él, decía Ramón Compte Porta, había heredado no sólo la maestría en el dibujo, sino también la afición por la astronomía. «Si hubiera dispuesto del instrumental adecuado habría pasado a los anales de la Historia», aseguraba en L’astronomia a Mallorca.

Tenía apenas 19 años cuando empezó a matar el gusanillo con los primeros artículos. Pero sería ya en el nuevo siglo cuando su carrera iniciara el despegue. En mayo de 1900 protagonizó su primera campaña con su traslado a Elche para seguir el eclipse total de sol del 28 de mayo. La misma ciudad en la que se instalaron astrónomos de renombre como Comas Solà o Camille Flammarion, el gran divulgador de la ciencia, y al que Jordi Anckermann pudo conocer en persona.


Aquel contacto profesional con el país vecino continuó cuando, con el apoyo de Alcántara Penya, ingresó en la Sociedad Astronómica de Francia. El boletín de la institución serviría para amplificar, con su publicación, los artículos que hasta entonces no habían pasado de la prensa local mallorquina.

Su currículum engrosó con los años como profesor en el Instituto General y Técnico de Baleares y en la Escuela Provincial de Bellas Artes. En paralelo, el mallorquín continuaba su formación autodidacta en matemáticas y astronomía. Su ilusión era tener un modesto observatorio. Algo parecido fue lo que consiguió crear en una planta baja del Camino de Jesús. Para Compte Porta, la primera estación astronómica de la Isla. Allí instaló un primitivo instrumento transportable de astrofotografía con el que consiguió las primeras instantáneas celestes realizadas en la Isla. De la Luna a los campos estelares.

Portada de El Mundo Científico de 1905
Un nuevo eclipse, esta vez el de 1905, supuso su confirmación como astrónomo. Mallorca se convirtió en uno de los principales centros de observación de toda Europa. Hasta aquí llegaron expediciones científicas de media docena de países. Entre ellas, una comitiva del Observatorio de Ginebra (Suiza) encabezada por Emile Gautier.

Interesado por las posibilidades y las infraestructuras del archipiélago, Gautier contactó con el astrónomo y meteorólogo catalán Eduard Fontseré. Pero su cátedra en la Universidad de Barcelona le obligó a rechazar el papel de cicerone para la expedición suiza. Una ausencia que le hizo pensar en Anckermann. Se encargó de facilitarles el material necesario y el lugar idóneo para la observación: el predio del marqués de la Torre en Santa Ponça. Un campamento científico al que él mismo se incorporó desde el 18 de agosto hasta figurar como coautor del trabajo final del Observatorio de Ginebra.

Estudiaron cometas, las variaciones en la temperatura y las sombras volantes. A l mallorquín le correspondió observar y recoger los datos relativos a los cambios en la radiación electromagnética. Pero es más, el propio Ricard Anckermann participó en las tareas con una acuarela que reproducía los colores del paisaje durante el eclipse y que Gautier utilizó para completar su análisis.

Tres misivas –hoy conservadas en la Cartoteca de Cataluña– acreditan su relación con Fontseré aquel 1905. Pero el catalán sería también el impulsor del otro gran proyecto de Anckermann: el de la puesta en marcha de la red de observación del Servicio Meteorológico Balear.

El VII Congreso de Metges de la Llengua Catalana, celebrado en Mallorca, fue el origen de la iniciativa. Junto a Fontseré –por entonces director del Servicio homólogo en Cataluña, creado once años antes– asistió una representación de científicos baleares que incluían a Jaume Escalas, Emili Darder o el propio Anckermann.

La Diputación de Baleares acordó la creación del organismo en 1932. El objetivo era constituir una red meteorológica –fruto de la primera iniciativa pública– que creó cerca de 50 estaciones. El plan señalaba que los profesores y los farmacéuticos hicieran las observaciones. Los maestros tuvieron un papel fundamental hasta la Guerra Civil, aunque los boticarios serían sus continuadores.

Con el fracaso del proyecto se diluyen las pistas biográficas y profesionales del astrónomo amateur. A principios de los años 40, el Servicio balear fue absorbido por el nacional. La vida de Anckermann se apagaría poco después, en algún año incierto de la década de los 50.

Baleópolis nº 191 - 26/02/2013

Fuentes

COMPTE PORTA, Ramon. Astronomia a Mallorca

AMENGUAL, A.; PONS, G.X. et MARCH, J. Conferències de les Jornades de Commemoració i Estudi de l'eclipsi total de sol a la Mallorca de 1905 

BARCELÓ TROBAT, Juan. L'observació meteorològica a Manacor.
http://www.manacor.org/wms/ofo/imgdb//archivo_adj232946.pdf

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