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sábado, 19 de enero de 2013

Catalina Llabrés, la boticaria de la Casa Real


Catalina Llabrés Piris
1901-1983

Catalina Llabrés fue siempre menos conocida que su familia. Primero, eclipsada por su hermana María (ver entrada), la primera médico oficial de Baleares. Luego, muchos años después de su muerte, por un hijo que legó toda su herencia a los Príncipes de Asturias. Quizá su nombre quedó como un personaje secundario de la Historia, pero había sido pionera entre las mujeres farmacéuticas de Menorca.

Nació en marzo de 1901 en Ciutadella, la hija mayor del empresario zapatero Francisco Llabrés. Allí, en la ciudad menorquina, estudiaría la primera y la segunda enseñanza, para terminar en 1919. Su impulso fue, como recuerda su sobrina María del Carmen Arregui, dedicarse a la docencia. Para ello se trasladó a Mallorca hasta completar sus estudios en Magisterio.

La intención de Catalina era regresar a su isla para ejercer como profesora. Pero entonces, la fábrica de calzado familiar se había vendido con el objetivo de que los Llabrés se mudaran a Barcelona. Era el viaje que cumpliría el sueño universitario que su padre perseguía para su hermana: que estudiara Medicina. "Un traslado en el que no quiso que Catalina se quedara sola en Menorca, así que acabó con ellos en la Ciudad Condal", relata su sobrina.


Pese a la decepción inicial, la menorquina vio una oportunidad para ampliar su formación. La carrera de Farmacia, en la Universidad de Barcelona, marcó el inicio de su nueva trayectoria profesional. El título de licenciada llegaría en 1925. Era una de las primeras mujeres baleares en sumarse a una lista de pioneras en España. Gertrudis Martínez había abierto en 1889 el primer local con una farmacéutica al frente.

La Farmacia, como la Medicina, fue una de las primeras carreras en incorporar la presencia de la mujer. En el primer caso, la idea de regentar una botica proporcionaba un modo de vida. Adrien Schubert apunta también el hecho de que la profesión de farmacéutica se consideraba una "forma superior de cocina" en la que también había que seguir la receta.

Con el título bajo el brazo, Catalina Llabrés regresó a Menorca. Ya en 1926, su padre le ayudó a comprar una farmacia en Ciutadella que hasta entonces había regentado Gabriel Martí Bella. Aquel préstamo familiar –que devolvió religiosamente– le permitió convertirse en la primera mujer farmacéutica de la isla. En el número 15 de la calle Josep Maria Quadrado estaba su botica.

"Era más fácil abrir una farmacia antes de los 50 que ahora", señala el Doctor en Historia y editor Lleonard Muntaner. Su ficha en el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Baleares indica que Catalina compartía oficio con sólo cuatro compañeros en la ciudad. A todos les tocó vivir la revolución que la profesión había iniciado en 1850.

"El origen de la farmacia contemporánea, tanto en normativa como en regulación de los estudios y en la práctica, está en el último tercio del siglo XIX", afirma Muntaner. Fue en ese mismo periodo cuando la mujer consiguió incorporarse, aunque no sin dificultades. Una orden de 1878 recogía que las féminas podían acceder a la titulación de bachiller con la condición de que el título no les permitiera ejercer la profesión como en el caso de los hombres. Pero la propia profesión de boticario había sufrido una gran transformación.

"Es el momento en que se pasa de la fórmula magistral a los productos elaborados de manera industrial por las primeras grandes farmacéuticas", señala el Doctor. Las recetas de pomadas y jarabes que se hacían en la farmacia pierden terreno para ser cada vez más científica y relacionada con la química.

No sería hasta 1935 cuando la menorquina se inscribiera, con el número 246, en el Colegio Oficial de Farmacéuticos. Faltaba aún un lustro para que otra mujer, esta vez en Sant Lluís, compartiera protagonismo con ella en una farmacia de la isla.

Conocida como la Señora Nina, trabajó despachando medicamentos hasta que las fuerzas se lo permitieron. Ni siquiera la Guerra Civil había conseguido que echara el cierre. Lo que tal vez no sabía era que el origen de aquella botica se remontaba a 1909. Tampoco que se trataba de una de las últimas joyas del modernismo en Menorca.

Dos años después de su muerte, ocurrida en 1983, su hijo Juan Ignacio Balada heredó el negocio para abandonarlo poco después.En 2008 el local era declarado Bien de Interés Cultural. En 2010 la Casa Real se convertía en heredera de todas sus posesiones. Incluida la farmacia que ahora, en nombre de la Fundación Hesperia, pretenden restaurar.


Baleópolis nº 180   27-11-2012

Fuentes

Biografia Catalina Llabrés
http://www.dbd.cat/index.php?option=com_biografies&view=biografia&id=243

BAÑÓN, Laura. El futuro incierto de la farmacia Llabrés
http://www.menorca.info/menorca/002156/farmaciallabres/ciutadella

Declaración de la Farmacia Llabrés como Bien de Interés Cultural
http://boib.caib.es/pdf/2009155/mp118.pdf

COOPERATIVA D'APOTECARIS. La distribución farmacéutica al servicio de las Islas Baleares.
http://www.coop-apotecaris.es/libro_75_aniversario.php

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