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jueves, 22 de marzo de 2012

Ramón y Cajal y los cefalópodos de Porto Pi

Santiago Ramón y Cajal
1852-1934


Con la concesión del Nobel de Medicina en 1906, a Santiago Ramón y Cajal le llovieron las ofertas para presidir actos científicos en toda España. El Colegio Medicofarmacéutico de Palma también decidió nombrarle socio de honor después de un gran homenaje que no pudo contar con su presencia. Pasarían cuatro años hasta que el célebre histólogo llegara a Mallorca en un viaje en el que estudió el sistema óptico de los cefalópodos en el antiguo laboratorio de Porto Pi.

El Nobel le complicó la agenda a Ramón y Cajal. Aquel galardón movilizó a un panorama científico de instituciones y academias que se disputaron su presencia durante los años siguientes a 1906. Así empezó, también, su relación con la Isla. El 3 de marzo de 1907 el Colegio Medicofarmacéutico de Palma nombraba al histólogo socio de honor y celebraba una gran velada como homenaje a la que él no pudo asistir.

Tampoco lo hizo en 1908. Su amigo, el zaragozano Odón de Buen (ver entrada), acababa de ser elegido director del Laboratorio de Biología Marina de Palma y decidió invitarle al acto de nombramiento. Les unía una estrecha relación forjada durante los años de formación que compartieron en la Institución de Libre Enseñanza y en la Escuela Moderna de Ferrer Guardia. «Pero Cajal [que entonces tenía 54 años] seguía poniendo la investigación por encima de todo, y le costaba mucho dejar la silla y el microscopio y salir del laboratorio», señala el Doctor en Biología y profesor de Fisiología de la UIB, Antoni Gamundí.

miércoles, 14 de marzo de 2012

Un plan para Alexander Von Homeyer

Alexander Von Homeyer
1834-1903

Los artículos baleares de Von Homeyer parecen crónicas de otro tiempo. Su viaje al archipiélago, de apenas tres meses, no fue sólo una expedición ornitológica más, sino el testimonio y el censo de toda una colección de aves acuáticas que acabó por desaparecer. Hoy, algunas de aquellas especies pueden presumir de resurrección gracias a un plan bautizado en honor del alemán.

Nació en enero de 1834 en Vorland, Alemania. Miembro de una familia aristocrática, Alexander Von Homeyer comenzó sus estudios universitarios antes de dar un nuevo rumbo a su vida en 1852. Fue entonces cuando se enroló en el ejército prusiano, del que se retiraría en 1878 con el rango de mayor.

Su carrera militar fue, probablemente, la que le permitió –a través de la exploración de nuevos territorios– profundizar en su pasión por la naturaleza. Más concretamente en la ornitología, faceta que parecía haber heredado de su tío, el ornitólogo Eugene Ferdinand Von Homeyer.

La expedición de la Sociedad Germanoafricana liderada por el explorador Paul Pogge en 1874 –con la que recorrieron gran parte de Angola y Congo–, sería una de sus aventuras más destacadas pero no la primera. Además de su ingreso en la Sociedad de Investigación Natural de Senckenbergische, en 1861 viajaría a Baleares en el que sería su debut en un viaje de investigación ornitológica y que duraría unos tres meses.

sábado, 10 de marzo de 2012

Tomás Blanes Viale, el discípulo de Ramón y Cajal

Tomás Blanes Viale
1878-1900

Las memorias de Ramón y Cajal guardaban una sorpresa para nuestros investigadores. «El joven mallorquín Blanes Viale, alumno aventajadísimo(muerto también en flor antes del término de la carrera)», recordaba de sus años como catedrático en Madrid. La cita escondía la historia de Tomás Blanes Viale, que había conseguido ser su discípulo directo gracias a sus dotes como dibujante. Sus estudios y la estima del Nobel llevaron a bautizar unas células olfatorias en su honor.

Fue mallorquín de adopción, pero no de nacimiento. Tomás Blanes Viale nació en 1878 en la ciudad uruguaya de Mercedes, hijo del médico Rafael Blanes, originario de Artà. Sus primeros años trascurrieron entre Uruguay y Puerto Rico, pero el clima del Caribe empeoró la ya delicada salud del patriarca y obligó a la familia a regresar a Mallorca.

El joven tenía sólo 15 años. Instalado en Palma, cursó el bachillerato en el Instituto Balear, cuyo título obtuvo en 1896. El mismo año en que se trasladaría a Valencia para estudiar el preparatorio de Medicina. Pero su objetivo era la capital: Madrid. Y allí llegó después para ingresar en la Universidad de San Carlos.



«Allí impartía clase Santiago Ramón y Cajal, que era catedrático desde 1892. Se dice incluso, que había conocido al padre de Blanes Viale durante sus años como estudiante, pero es algo que no se ha podido comprobar», apunta el doctor menorquín Antoni Juanico. Sea como fuere, el joven mallorquín tardó poco en conocer al líder de la Generación de los Sabios.

La hazaña del geodesta Ibáñez

Carlos Ibáñez
1825-1891

El levantamiento contra las tropas napoleónicas dejaría a Baleares aún más aislada, geodésicamente, de lo que ya estaba. François Aragó, por su origen francés, se veía obligado a escapar disfrazado de payés mientras dejaba inconclusa la conexión de las Islas con el continente. Pasaría medio siglo hasta que alguien continuara el proyecto. Entre problemas económicos y administrativos, Carlos Ibáñez sería responsable de tal hazaña.

Nació en Barcelona en 1825, pero tardaría poco en trasladarse a Guadalajara para ingresar, en 1838, en la Academia de Ingenieros. Allí, estudiaría tanto disciplinas militares como científicas, algo que explicaría su ascenso meteórico en el Ejército. En una década se convertiría en teniente coronel. Sin embargo, su paso a la posteridad llegaría por ser considerado uno de los mejores geodestas de Europa.

Su primera gran oportunidad llegaría en 1853. Carlos Ibáñez era elegido miembro de una comisión creada para la elaboración de un mapa general de España. Un encargo del Gobierno por el que proyectó un nuevo instrumento para medir bases geodésicas que sería conocido como regla española.
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