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sábado, 4 de junio de 2011

Bartomeu Darder: el geólogo subterráneo

Bartomeu Darder
1894-1944

Algo cambió en la vida de Bartomeu Darder el día que conoció a Paul Fallot. Su colección de piedras de colores y los pocos conocimientos que había adquirido como autodidacta eran una nimiedad al lado del mapa geológico de Baleares que el francés proyectaba. Bastó poco para convencerle de que la veterinaria, aunque más realista y práctica, estaba lejos de su sueño de situar Mallorca en el atlas de la geología mundial.

Nació apenas seis años de que el siglo XIX tocara a su fin, ése en el que Paul Bouvy había hecho los primeros tanteos geológicos en la Isla. A Bartomeu Darder aún le quedaba mucho trecho, por entonces sólo coleccionaba piedras y compraba libros de Geología. Fue en el verano de 1910 cuando Paul Fallot llegó a Mallorca y le explicó su intención de levantar un mapa geológico de Baleares.

«Estaba aún en el instituto y ambos comenzaron las primeras salidas al campo. Si se matriculó en Veterinaria era porque le parecía más realista para ganarse la vida», asegura el Doctor en Ciencias Geológicas, Joan J. Fornós, autor de Bartomeu Darder i Pericàs. Geòleg i mestre. Por eso, cuando trasladó sus estudios a Madrid, aprovechó para simultanearlos con los de Ciencias Naturales.


Pese a que siempre se destaca a Ramón y Cajal entre sus profesores, lo cierto es que fue Eduardo Hernández Pacheco quien le proporcionó una base en geología. La teoría que le faltaba a los impulsos vocacionales de Fallot. Con su ayuda, consiguió ser becado por la Junta de Ampliación de Estudios y seguir su formación en Francia, Suiza, Italia y Yugoslavia.

A medida que el francés se veía obligado a recortar la extensión de su mapa, hasta quedarse con la Serra de Tramuntana, Darder ampliaba la suya. En 1923 publicaba el primer artículo sobre la estratigrafía del Pla de Mallorca. Dos años después, redactó un extenso trabajo con el primer mapa geológico de las sierras de Llevant dividido en dos partes: una estratigráfica y otra sobre geomorfología y tectónica.

Mapa de las Serres de Llevant (Mallorca)
«Los primeros mapas geológicos databan del siglo XIX, de Bouvy o Della Marmora (ver entrada), pero eran aún muy elementales. Los de Darder y Fallot aplicaban ya una base científica moderna y pueden considerarse el origen de los conocimientos actuales», señala Fornós.

En 1926 llegó el reconocimiento internacional de la investigación del mallorquín con el XIV Congreso Geológico Internacional. «Surgían las teorías de la geología estructural y la Serra de Tramuntana era uno de los mejores ejemplos de las estructuras en encabalgamiento. Eso puso a Mallorca en el punto de mira», añade el Doctor. De la mano de Darder llegaron a la Isla los más famosos geólogos.

Para entonces, hacía ya algunos años que el mallorquín, «acostumbrado a sacar la parte práctica de la ciencia por su labor», como señala Fornós, se había interesado en la geología aplicada. Una de sus vertientes más curiosas fue la del estudio sobre la debida situación de los cementerios en relación con las condiciones de higiene. «Fue una preocupación que surgió tras la Primera Guerra mundial cuando se tuvo que enterrar a mucha gente en muy poco espacio. Una acumulación de materia orgánica que, a través de las capas permeables de la tierra, podía contaminar los acuíferos subterráneos».

Sin duda la investigación de las aguas subterráneas fue su otra gran faceta. En 1924 creó la Oficina Técnico-Jurídica de Aguas (OTJA) dedicada a los estudios hidrogeológicos. Entre sus trabajos, el de la disposición de las capas permeables y las impermeables para determinar los lugares en los que construir pozos.

Darder –zahorí científico en continuo tira y afloja con los de la varita– luchó contra algunas de las creencias más extendidas como la de que las aguas subterráneas provenían del mar y habían perdido la sal por filtración. Advertía, además, de la imposibilidad del aprovechamiento de las aguas superficiales en Mallorca: «El régimen irregular de nuestros torrentes, la fisuración de las rocas y la facilísima contaminación hacen que el único camino sea el aprovechamiento de las aguas subterráneas».

«Mallorca es una isla muy conocida en la literatura científica internacional. En geología es muy relevante por muchos aspectos y eso le garantizó a Darder el interés por sus estudios», asegura Fornós. Entre los reconocimientos, su nombramiento como socio de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales.

Su muerte en Tarragona en febrero de 1944 fue tan inesperada como sorpresiva. Mientras interpretaba unos cantos espirituales de Bach, murió repentinamente de un atac de feridura. Tenía sólo 50 años y había llegado al punto más alto de su carrera científica.


Baleópolis nº70  6-7-2010

Fuentes

FORNÓS, Joan J. Bartomeu Darder i Pericàs. Geòleg i mestre

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